viernes, 19 de marzo de 2010



El grupo desde el mirador



En los cafetales de la Finca


Camino a la Soñada


La Casa del Ärbol



Llegamos a la 1 de tarde aproximadamente, subimos a pie el camino hasta la cabaña, es un camino seco, reado de verdes y humedos árboles. Hay vacas pastando tranquilamente que no se asustan siquera al pasar por su lado, y un gran vivero lleno de colores. Me recuerda a un cuadro impresionista pintado sobre fondo verde aceituna fuerte. Cruzamos la valla de madera, y nos encontramos con nuestras acojedoras cabañas. Hay 3, 2 de ellas para dos personas, hechas de madera amarronadas, casi moradas, y una tercera más grande de dos plantas, preciosa. Frente a ellas un rústico lavadero de manos adornado con conchas de diferentes tamaños y colores, supongo que traídas de muy lejos, porque no queda cerca la costa en este lugar. Y por último el comedor, también de madera, esta más clara, con su pavimentado y caluroso porche en la entrada, en él una gran mesa rectangular en la que los coordinadores se sientan a comer, mientrás nosotros nos ubicamos en el interior.

Al terminar la comida, nos damos un paseo por la finca acompañados por el nieto de la señora Corina, Yimi, pienso en lo apropiado del nombre y lo repito instintivamente una y otra vez en mi cabeza, "La Soñada", "La Soñada", "La soñada"...este lugar bien podría ser también el sueño de cualquiera.

Mientrás camino, el horizonte parece dividirse en dos mitades, una azul, otra, salpicada en amarillos y rojos escurridos por el verde, más verde. Pasamos por el secadero de café y Yimi aprovecha para explicarnos su fabricación, desde aquí puede apreciarse una cuarta cabaña, la más impresionarte porque esta cosntruida sobre un grueso, sólido y anciano árbol, es verde como todo y esto lo hace desapercibido por la facilidad con la que consigue camuflarse con el paisaje. Dejamos atras el seco camino rodeado de palmeras y subimos la montaña hasta llegar a un mirador situado en un alto del bosque nebliselva. Me adentro en él y siento como el frio penetra más allá de los huesos. En este bosque hay miles de especies animales que campan libres por las tambíen miles de especies naturales, nogales, cafetales, robles...

Desde el mirador el grupo contempla en silencio la calidad del paisaje, el horizonte abierto al abrazo de la selva cerrada. Hay niebla, y las montañas en el fondo se tiñen blanquecinas, parece que va ha llover, mientrás los pájaros ponen la banda sonora a este momento, quizás irrepetible, seguramente inolvidable...¿cómo encuaderlarlo, fotografiarlo...?...coserlo a mi carne temblorosa, dejarlo navegar por el rio rojo que se me revuelve en las extremidades.

Bajamos de nuevo al comedor, comianza a llover e inmobil contemplo las nubes enfadas y no puedo evitar extremecerme al escuchar su estruendoso ruido, pero no me importa, nada puede arruinar este momento, pero si las actividades planeadas para este día. La lluvia rompe las exigencias del programa, y el grupo y yo especialmente lo agrademos con fervor. No cesa y poco a poco el porche se va llenando de gente arremolinada alrededor de la mesa. Supongo que es el momento perfecto para tener una conversación, que no es lo mismo que hablar de cualquier cosa, por eso aprovecho para entrevistar a Yimi dentro del comedor, y como no podía ser de otra manera, vuelvo a emocionarme con cada respuesta.

Vuelvo al Porche, ron y hielo decoran el tapete rojo, todos reimos por cualquier cosa, sería un pecado no hacerlo en este lugar. Me siento aformtunada, más que nunca, más que cuando apruebo, que compro, que cuando bebo en España. La noche negra no deja paso a las sombras, las siluetas solo se dibujan cerca de los ojos brillantes, a p enas veo el rostro de laura, que esta con su guitarra cantando frente a mí..."Te regalo mi sonrisa y mis labios para caundo queiras besar...te regalo mi cintura y las pocas neuronas que queda ya...". Se me humedecen las mejillas sin que la lluvia llegue a tocarlas, otro momento indescriptible, más palabras inútiles...¿Cómo encuadrarlo todo en un papel muerto?...si la vida simplemente se siente cuando pasa mientrás el corazón de nicaragüa late atrás, en el pozo verde...Se ha acabado el agua de la única ducha que hay, pero tampoco me importa, no hay electricidad y casi me parece un regalo la oscuridad y el negro que tanto me gusta...




Vistas detrás del comedor



















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